La creación poética es
un punto en común que desconocemos como contertulios, pero es innegable el
hecho de que saborearla como lectores abre dimensiones sensibles que nos
presentan un “otro” de cada uno casi a manera de epifanía. Sin embargo, en esta
ocasión decidimos intentar controlar la torpeza que nos implicaría la tarea de
escribir poesía y, como claramente no pensábamos arriesgarnos nosotros, sacamos
a patadas a ese “otro” tímido que nos habita en asuntos poéticos. Un lápiz
pegado con cinta a sus manos y una cara amenazante de nuestra parte, y como
viento en popa surcaron esas páginas en blanco… una experiencia amable, como
pueden imaginarse.
Sí, en esta tertulia
fuimos siete. Y no, no es que por estudiar humanidades se me haya olvidado
sumar; éramos dos de cada uno de los tres contertulios y una encantadora polaca
que como invitada nos guio por ese territorio inexplorado con los consejos que a
continuación les compartimos.
–Como podrán ver, esta es
solo una parte de la publicación que hizo El Malpensante, porque aún somos aficionados
con presupuesto de estudiante; pero si alguno está suscrito podrá leerla
completa–
A partir de esto…
El repetido de Maleno
se inspiró en la métrica de una famosa salsa: “La Zafra”.
Dulce
y tosca puta
La clave es de pregón.
Aunque con la voz cansada,
La intención no está pasada,
Y ojalá no sea sermón.
Sus mañanas son una canción
De triste cadencia ajada.
Sus tardes no son anheladas;
Sus noches, total obscuración.
A mi vista es mansión
De expectación olvidada.
Tu fama no está manchada,
Dulce y tosca puta,
Siempre carente de corazón.
Soy yo quien tiene la culpa
Por nunca entender la lección
En tu lienzo pintada.
Dulce y tosca puta,
En vos hasta la extinción.
De trazos estás cansada,
Siempre lo veo en tu mirada.
La “otra” de Magnolia,
por su parte, tuvo como punto de partida un viaje.
El mar que
parece un cielo
de olas
como estrellas radiantes
barcos
que vuelan como aves
y se
pierden en el azul profundo del océano
Nubes que son como ciudades,
como islas firmes en aires inciertos,
pasa el avión que mira a lo lejos
y sueña, como yo, con esas urbes sin dueño.
Me pierdo entre costas,
en la infinitud del azul del cielo,
me confunde el océano inmenso
que se pierde en realidades rotas;
porque soy yo quien imagina
que la vida está aquí arriba,
y no abajo,
en la fría verdad de mi eterna agonía
por no tenerte, vida mía.
Nubes que son como ciudades,
como islas firmes en aires inciertos,
pasa el avión que mira a lo lejos
y sueña, como yo, con esas urbes sin dueño.
Me pierdo entre costas,
en la infinitud del azul del cielo,
me confunde el océano inmenso
que se pierde en realidades rotas;
porque soy yo quien imagina
que la vida está aquí arriba,
y no abajo,
en la fría verdad de mi eterna agonía
por no tenerte, vida mía.
Y la Carola que no soy
yo, por algún defecto de fábrica, salió casi cuatro años menor.
Voy a escribirle un
beso…
Voy
a escribirle un beso,
Voy
a callarme el miedo,
Quiero
grabarlo en un abrazo
Sin
que se vaya lejos.
Voy
a dejar pasar el viento y la mar
Sin
permitirme pensar que algo anda mal;
Quero
respirar liviano un rato,
Quiero
volverme crítica ante el encanto.
Y
aunque esto suene a despedida
Usted
es algo que definitivamente no se olvida.
Y
ya sea el mío un viaje interminable
O
se agote imperdurable,
Usted
siempre podrá besarme,
Pues
le ando escribiendo un beso.
Eso
sí, le advierto que pase lo que pase
Seguiré
imaginándolo,
Sin
tácticas o estrategias
A
veces sólo dormiré para soñarlo.
Siempre
querré que me conceda una pieza,
Siempre
querré besarlo,
Por
eso cada que usted lea esto
Lo
sentiré, lo sentiré en mis labios.